terça-feira, 1 de março de 2016

El Padre Pío y la Misa

El Padre Pío y la Misa (I)

Posted by: Juan Sobiesky
San Pío de Pietrelcina 03 (01b)
Padre, ¿ama el Señor el Sacrificio?
Sí, porque con él regenera el mundo.
¿Cuánta gloria le da la Misa a Dios?
Una gloria infinita.
¿Qué debemos hacer durante la Santa Misa?
Compadecernos y amar.

Padre, ¿cómo debemos asistir a la Santa Misa?

Como asistieron la Santísima Virgen y las piadosas mujeres. Como asistió San Juan al Sacrificio Eucarístico y al Sacrificio cruento de la Cruz.

Padre, ¿qué beneficios recibimos al asistir a la Santa Misa?

No se pueden contar. Los veréis en el Paraíso. Cuando asistas a la Santa Misa, renueva tu fe y medita en la Víctima que se inmola por ti a la Divina Justicia, para aplacarla y hacerla propicia. No te alejes del altar sin derramar lágrimas de dolor y de amor a Jesús, crucificado por tu salvación. La Virgen Dolorosa te acompañará y será tu dulce inspiración.

Padre, ¿qué es su Misa?

Una unión sagrada con la Pasión de Jesús. Mi responsabilidad es única en el mundo -decía llorando.

¿Qué tengo que descubrir en su Santa Misa?

Todo el Calvario.

Padre, dígame todo lo que sufre Vd. durante la Santa Misa.

Sufro todo lo que Jesús sufrió en su Pasión, aunque sin proporción, sólo en cuanto lo puede hacer una creatura humana. Y esto, a pesar de cada uno de mis faltas y por su sola bondad.

Padre, durante el Sacrificio Divino, ¿carga Vd. nuestros pecados?

No puedo dejar de hacerlo, puesto que es una parte del Santo Sacrificio.

¿El Señor le considera a Vd. como un pecador?

No lo sé, pero me temo que así es.

Yo lo he visto temblar a Vd. cuando sube las gradas del Altar. ¿Por qué? ¿Por lo que tiene que sufrir?

No por lo que tengo que sufrir, sino por lo que tengo que ofrecer.

¿En qué momento de la Misa sufre Vd. más?

En la Consagración y en la Comunión.

Padre, esta mañana en la Misa, al leer la historia de Esaú, que vendió su primogenitura, sus ojos se llenaron de lágrimas.

¡Te parece poco, despreciar los dones de Dios!

¿Por qué, al leer el Evangelio, lloró cuando leyó esas palabras: «Quien come mi carne y bebe mi sangre»...?

Llora conmigo de ternura.

Padre, ¿por qué llora Vd. casi siempre cuando lee el Evangelio en la Misa?

Nos parece que no tiene importancia el que un Dios le hable a sus creaturas y que ellas lo contradigan y que continuamente lo ofendan con su ingratitud e incredulidad.

Su Misa, Padre, ¿es un sacrificio cruento?

¡Hereje! 

Perdón, Padre, quise decir que en la Misa el Sacrificio de Jesús no es cruento, pero que la participación de Vd. a toda la Pasión si lo es. ¿Me equivoco?

Pues no, en eso no te equivocas. Creo que seguramente tienes razón.
San Pío de Pietrelcina 04 (08)
¿Quien le limpia la sangre durante la Santa Misa?
Nadie.
Padre, ¿por qué llora en el Ofertorio?
¿Quieres saber el secreto? Pues bien: porque es el momento en que el alma se separa de las cosas profanas.
Durante su Misa, Padre, la gente hace un poco de ruido.
Si estuvieses en el Calvario, ¿no escucharías gritos, blasfemias, ruidos y amenazas? Había un alboroto enorme.
¿No le distraen los ruidos?
Para nada.
Padre, ¿por qué sufre tanto en la Consagración?
No seas malo... (no quiero que me preguntes eso...).
Padre, ¡dígamelo! ¿Por qué sufre tanto en la Consagración?
Porque en ese momento se produce realmente una nueva y admirable destrucción y creación.
Padre, ¿por qué llora en el Altar y qué significan las palabras que dice Vd. en la Elevación? Se lo pregunto por curiosidad, pero también porque quiero repetirlas con Vd.
Los secretos de Rey supremo no pueden revelarse sin profanarlos. Me preguntas por qué lloro, pero yo no quisiera derramar esas pobres lagrimitas sino torrentes de ellas. ¿No meditas en este grandioso misterio?
Padre, ¿sufre Vd. durante la Misa la amargura de la hiel?
Sí, muy a menudo...
Padre, ¿cómo puede estarse de pie en el Altar?
Como estaba Jesús en la Cruz.
En el Altar, ¿está Vd. clavado en la Cruz como Jesús en el Calvario?
¿Y aún me lo preguntas?
¿Cómo se halla Vd.?
Como Jesús en el Calvario.
Padre, los verdugos acostaron la Cruz de Jesús para hundirle los clavos?
Evidentemente.
¿A Vd. también se los clavan?
¡Y de qué manera!
¿También acuestan la Cruz para Vd.?
Sí, pero no hay que tener miedo.
Padre, durante la Misa, ¿dice Vd. las siete palabras que Jesús dijo en la Cruz?
Sí, indignamente, pero también yo las digo.
Y ¿a quién le dice: «Mujer, he aquí a tu hijo»?
Se lo digo a Ella: He aquí a los hijos de Tu Hijo.
¿Sufre Vd. la sed y el abandono de Jesús?
Sí.
¿En qué momento?
Después de la Consagración.
¿Hasta qué momento?
Suele ser hasta la Comunión.
Vd. ha dicho que le avergüenza decir: «Busqué quien me consolase y no lo hallé». ¿Por qué?
Porque nuestro sufrimiento, de verdaderos culpables, no es nada en comparación del de Jesús.
¿Ante quién siente vergüenza?
Ante Dios y mi conciencia.
Los Angeles del Señor ¿lo reconfortan en el Altar en el que se inmola Vd.?
Pues... no lo siento.
Si el consuelo no llega hasta su alma durante el Santo Sacrificio y Vd. sufre, como Jesús, el abandono total, nuestra presencia no sirve de nada.
La utilidad es para vosotros. ¿Acaso fue inútil la presencia de la Virgen Dolorosa, de San Juan y de las piadosas mujeres a los pies de Jesús agonizante?
¿Qué es la sagrada Comunión?
Es toda una misericordia interior y exterior, todo un abrazo. Pídele a Jesús que se deje sentir sensiblemente.
Cuando viene Jesús, ¿visita solamente el alma?
El ser entero.
¿Qué hace Jesús en la Comunión?
Se deleita en su creatura.
San Pío de Pietrelcina 05 (03)
Cuando se une a Jesús en la Santa Comunión, ¿que quiere que le pidamos al Señor por Vd.?
Que sea otro Jesús, todo Jesús y siempre Jesús.
¿Sufre Vd. también en la Comunión?
Es el punto culminante.
Después de la Comunión, ¿continúan sus sufrimientos?
Sí, pero son sufrimientos de amor.
¿A quién se dirigió la última mirada de Jesús agonizante?
A su Madre.
Y Vd., ¿a quién mira?
A mis hermanos de exilio.
¿Muere Vd. en la Santa Misa?
Místicamente, en la Sagrada Comunión.
¿Es por exceso de amor o de dolor?
Por ambas cosas, pero más por amor.
Si Vd. muere en la Comunión ¿ya no está en el Altar? ¿Por qué?
Jesús muerto, seguía estando en el Calvario.
Padre, Vd. a dicho que la víctima muere en la Comunión. ¿Lo ponen a Vd. en los brazos de Nuestra Señora?
En los de San Francisco.
Padre, ¿Jesús desclava los brazos de la Cruz para descansar en Vd.?
¡Soy yo quien descansa en El!
¿Cuánto ama a Jesús?
Mi deseo es infinito, pero la verdad es que, por desgracia, tengo que decir que nada, y me da mucha pena.
Padre, ¿por qué llora Vd. al pronunciar la última frase del Evangelio de San Juan: «Y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad»?
¿Te parece poco? Si los Apóstoles, con sus ojos de carne, han visto esa gloria, ¿cómo será la que veremos en el Hijo de Dios, en Jesús, cuando se manifieste en el Cielo?
¿Qué unión tendremos entonces con Jesús?
La Eucaristía nos da una idea.
¿Asiste la Santísima Virgen a su Misa?
¿Crees que la Mamá no se interesa por su hijo?
¿Y los ángeles?
En multitudes.
¿Qué hacen?
Adoran y aman.
Padre, ¿quién está más cerca de su Altar?
Todo el Paraíso.
¿Le gustaría decir más de una Misa cada día?
Si yo pudiese, no querría bajar nunca del Altar.
Me ha dicho que Vd. trae consigo su propio Altar...
Sí, porque se realizan estas palabras del Apóstol: «Llevo en mi cuerpo las señales del Señor Jesús» (Gal. 6, 17), «estoy crucificado con Cristo» (Gal. 2, 19) y «castigo mi cuerpo y lo esclavizo» (I Cor. 9, 27).
¡En ese caso, no me equivoco cuando digo que estoy viendo a Jesús Crucificado!(No contesta).
Padre, ¿se acuerda Vd. de mí durante la Santa Misa?
Durante toda la Misa, desde el principio al fin, me acuerdo de tí.
La Misa del Padre Pío en sus primeros años duraba más de dos horas. Siempre fue un éxtasis de amor y de dolor. Su rostro se veía enteramente concentrado en Dios y lleno de lágrimas. Un día, al confesarme, le pregunté sobre este gran misterio:
Padre, quiero hacerle una pregunta.
Dime, hijo.
Padre, quisiera preguntarle qué es la Misa.
¿Por qué me preguntas eso?
Para oírla mejor, Padre.
Hijo, te puedo decir lo que es mi Misa.
Pues eso es lo que quiero saber, Padre.
Hijo mío, estamos siempre en la cruz y la Misa es una continua agonía.
Fuente: Tomado de un extracto de la publicación italiana Así habló el Padre Pío, San Giovanni Rotondo, Foggia, Italia 1974

segunda-feira, 2 de novembro de 2015

Preghiamo per le anime del purgatorio. OFFERTA DELLA SANTA MESSA PER LE ANIME DEL PURGATORIO

 
Preghiamo per le anime del purgatorio

L'ATTO EROICO DI CARITÀ
Consiste nell'offrire, a favore delle Anime del Purgatorio, il valore espiatorio di tutte le nostre opere buone e anche i suffragi che potremo avere dopo morte. In ogni nostra opera buona (preghiera, azione o sacrificio) vi è una parte meritoria (aumento di santità), una parte impetratoria (diritto agli aiuti divini) e una parte soddisfattoria (riduzione della pena dovuta per i peccati).
Con «l'Atto eroico di carità», si rinuncia esclusivamente alla parte soddisfattoria delle nostre opere buone, rimettendoci (per quanto riguarda le nostre pene in questa vita o nel Purgatorio), alla misericordia divina. E' facile comprendere che con tale offerta tutta la nostra vita acquista un grande aumento di perfezione e di merito che sono appunto proporzionati alla carità e al disinteresse di chi opera. Chi perciò compie questa carità verso le Anime del Purgatorio con purezza e rettitudine di intenzione, andrà esente dalle pene di purificazione nell'altra vita, o almeno se le troverà molto ridotte. E' vero: con «l'Atto eroico» si rinuncia alla possibilità di soccorrere noi e le Anime dei nostri cari Defunti; dobbiamo tuttavia credere che la Mamma celeste, alla quale sta molto a cuore la liberazione di quelle Anime, provvederà lei stessa a noi e ai nostri cari, e, con tanta più larghezza, che non sapremmo fare noi. Per questo, la Chiesa, non solo ha approvato «l'Atto eroico di carità verso i Defunti», ma l'ha arricchito di molte indulgenze e privilegi. Esso è stato largamente praticato dai Santi, tra i quali, S. Gertrude, S. Caterina da Siena, S. Teresa e S. Margherita Maria, dai Padri Gesuiti e da intere Congregazioni religiose, sorte per suffragare le Anime purganti. La Vergine Santa l'ha chiesto espressamente ad alcuni dei suoi devoti; chi lo pratica si rende caro a Dio ed è favorito di grandi grazie per la intercessione delle Anime beneficate. «L'Atto eroico di carità» può formularsi così: O mio Dio, per la tua maggior gloria, per aumentare in Cielo il numero dei tuoi adoratori: in unione ai meriti di Gesù e di Maria, io Ti offro, a favore delle Anime sante del Purgatorio, la parte soddisfattoria di tutte le opere buone che io farò nella mia vita e tutti i suffragi che potrò avere dopo la morte; il tutto io depongo, perché ne faccia l'applicazione a suo beneplacito, nelle mani della SS.ma Vergine, Madre di misericordia e Regina del Purgatorio. Amen. Chi è schiavo di Maria, non ha bisogno di fare questo Atto eroico, perché esso è già compreso nella Consacrazione alla Madonna, con la quale tutto le è stato affidato. L'Atto eroico si può anche fare per un tempo limitato (una settimana, un mese, un anno...) e si può anche revocare a piacimento. Non deve perciò creare nessuna ansietà in chi lo compie.

LA SANTA MESSA
La Santa Messa è da considerarsi il miglior suffragio per le anime del Purgatorio. Già San Tommaso aveva indicato nella Messa il miglior mezzo per liberare le anime sofferenti, tre secoli prima che il Concilio di Trento si pronunciasse esplicitamente “Le Anime del Purgatorio sono sollevate dai suffragi dei fedeli, ma soprattutto dal prezioso sacrificio dell'altare”. Far celebrare la Santa Messa per i cristiani, vivi o defunti, in particolare quelli per cui si prega in modo speciale perché vengono così sollevati dai tormenti, farò abbreviare le loro pene,' inoltre, ad ogni Celebrazione Eucaristica più anime escono dal Purgatorio. Con la Santa Messa, dunque, il sacerdote e i fedeli chiedono e ottengono da Dio la grazia per le Anime del Purgatorio, ma non solo: il beneficio speciale spetta sì all'anima per cui la Messa è celebrata, ma del suo frutto generale è l'intera Chiesa a goderne. Essa infatti nella Celebrazione comunitaria dell'Eucarestia, mentre chiede e ottiene il ristoro delle anime dei fedeli e la remissione dei peccati, aumenta, rinsalda e risveglia la sua unità segno visibile, dell'invisibile "Comunione dei Santi". All'offerta di Cristo, nel sacrificio eucaristico, si uniscono, infatti, non solo i membri che sono ancora sulla terra, ma anche quelli che si trovano già nella Gloria del Cielo così come quelli che stanno espiando le proprie colpe in Purgatorio. La Santa Messa è offerta, dunque, anche per i defunti che sono morti in Cristo e non sono ancora pienamente purificati, così da poter entrare nella Luce e Pace di Cristo. Nell'anafora, inoltre, la Chiesa prega per i santi padri, i vescovi e tutti coloro che sono morti, convinti che la Santa Messa sia la migliore offerta a Dio per le anime che soffrono in Purgatorio, poiché è l'offerta di Cristo stesso immolato per i nostri peccati.

OFFERTA DELLA SANTA MESSA PER LE ANIME DEL PURGATORIO
A Dio Padre :
Eterno Padre, poiché Gesù Cristo, tuo Figlio e nostro Signore, ha istituito con infinito amore il santo Sacrificio Eucaristico non solo per i vivi, ma anche per i defunti, io Ti offro questo sacrificio d'amore per l'Anima di (nome) e per tutte quelle che hanno più bisogno di aiuto, affinché Tu, Dio d'infinita bontà, mitighi le loro sofferenze e conceda loro la liberazione dal Purgatorio. Ti prego, o Padre di misericordia, accogli i meriti della Vittima divina che su questo altare s'immola, accogli le potentissime preghiere del tuo Figlio divino e anche le mie povere suppliche, e libera presto dalle loro sofferenze le Anime sante del Purgatorio. Amen.
A Gesù Cristo:
O Gesù infinitamente buono e misericordioso, io Ti imploro con grande fervore e profonda umiltà di condurre le Anime dei nostri cari defunti al tuo regno di pace e di beatitudine, ammettendole alla tua presenza insieme ai Santi. Esaudisci, o Signore, la mia preghiera e ammetti a partecipare ai benefici di questa santa Celebrazione Eucaristica i fedeli defunti che soffrono in Purgatorio. Tu lo puoi perché con i tuoi meriti hai preso su di Te i peccati di tutto il mondo. Gesù mio, misericordia!

PREGHIERA DA RECITARE PRIMA DELLA SANTA MESSA
Eterno Padre, Ti offro il sacrificio che il tuo diletto Figlio Gesù Ti offri sulla Croce e che tra breve rinnoverà su questo altare. Te l'offro a nome di tutte le creature, con le sante Messe che si sono celebrate e si celebreranno in tutto il mondo, per adorarti e renderti l'onore che meriti, per ringraziarti dei tuoi innumerevoli benefici, per riparare le offese fatte a Te con i peccati che si commettono e per supplicarti per me, per la Chiesa, per il mondo intero ed in modo speciale per le Anime benedette del Purgatorio.

SANTA COMUNIONE IN SUFFRAGIO DELLE ANIME DEL PURGATORIO
 "Chi mangia la mia carne e beve il mio sangue dimora in me e io in lui" (Gv. 6,56) Ciò vale per noi ma, nulla ci impedisce di riversare sulle anime del Purgatorio l 'abbondanza dei tesori divini a noi comunicati. Purificati mediante il sacramento della Penitenza possiamo e dobbiamo accostarci spesso alla Santa Messa, anche per alleviare le sofferenze delle Anime Sante che soffrono nell'altra vita. Tante fra loro sentono con dolore maggiore delle altre la lontananza da Dio, perché durante la vita si tennero lontane dalla Santa Eucaristia. Ora che possono vedere completamente disvelati i volti celesti non più offuscati dal velo che le nasconde sulla terra e che possono godere dei doni di Dio, vorrebbero stringersi a Gesù, ma non possono avvicinarsi a Lui se non dopo una purificazione adeguata, in espiazione della loro freddezza o indifferenza per la Santissima Eucarestia. Il nostro amore e le nostre assiduità all'Eucarestia possono essere loro strumento di suffragio e loro mezzo per unirsi presto a Gesù.

PREGHIERA AL SANTISSIMO SACRAMENTO PER LE ANIME DEL PURGATORIO
Adorato Gesù, nostro Dio e Salvatore, dopo averci salvato morendo sulla Croce, andasti subito a consolare le Anime dei defunti che con vivissimo desiderio aspettavano nel seno di Abramo il sospirato Liberatore. Mi presento oggi al santo tabernacolo per ricordarti, o Redentore delle Anime, quei momenti di felicità indicibile, quando cogliesti i frutti di tante tue sofferenze, applicando alle Anime del Purgatorio i meriti della tua Croce e le liberasti dal luogo dove da tanti secoli
Ti stavano aspettando. Come gioisti, Gesù, quando tutte quelle Anime belle Ti accolsero come loro Redentore, con grande felicità Ti circondarono, con riconoscenza risposero ai tuoi abbracci e con cantici festosi Ti seguirono nella tua Ascensione al Cielo.
Ancora tante Anime elette, però, soffrendo e piangendo sospirano il loro Liberatore, attendono Te, o Gesù, che col tuo Sangue e con la tua santa Croce hai riaperto il Paradiso. Tu, Liberatore delle Anime, sei qui e dal tabernacolo eucaristico T'immoli per tutti.
Mio Dio, Tu sei qui ed hai operato il grande miracolo di esserti unito a noi così strettamente da renderci una sola cosa con Te. Non solo Ti unisci a noi per mezzo della Santa Comunione, quando Ti riceviamo e Ti stringiamo vivo, vero e reale al nostro cuore, ma anche quando ci associ nell'infinita tua bontà all'opera della Redenzione delle Anime.
Per questi grandi privilegi, o Signore, io Ti offro tutte le tue sofferenze dall'istante dell'incarnazione fino all'ultimo respiro sulla Croce; Ti offro il Sangue che per noi hai versato, le perfette riparazioni che hai offerto al Padre per noi, tutti i tuoi meriti, i dolori di Maria, tua Madre, tutte le Celebrazioni Eucaristiche che si offrono sulla terra, e con questo tesoro di infinito valore, Ti domando la liberazione delle Anime del Purgatorio, specialmente di quelle che più mi stanno a cuore.
Per mezzo del tuo Sangue prezioso, o Signore, siano purificate da ogni macchia.
Dal tuo santo tabernacolo ora, Gesù, benedicimi, concedimi la grazia di saper amare di più e di vivere in modo da poter morire senza debiti con la tua giustizia.

IL SANTO ROSARIO PER LE ANIME DEL PURGATORIO
Credo, Padre Nostro, Ave Maria, Gloria al Padre. L'eterno riposo.
Per ogni diecina dire 3 Eterno riposo.
Sui grani grossi : O anime sante, infiammate la mia anima con il fuoco del Divin Amore perché Gesù crocifisso si riveli in me ora, sulla Terra, e non dopo, in purgatorio.
Sui grani piccoli : Signore Gesù crocifisso, abbi pietà delle anime del purgatorio.

PREGHIERA A MARIA SANTISSIMA PER LE ANIME DEL PURGATORIO PIÙ DIMENTICATE
O Maria, abbi pietà delle Anime che attendono soffrendo la purificazione dalle loro colpe e non hanno alcuno sulla terra che pensi e preghi per loro. O buona Mamma di Gesù e Mamma nostra, ispira molti cristiani caritatevoli il pensiero di pregare per loro e cerca nel tuo Cuore materno i modi per sollevarli. O Madre del perpetuo soccorso, abbi pietà del Anime più abbandonate del Purgatorio. Misericordioso Gesù, dona loro il riposo eterno.

PREGHIERA A NOSTRA SIGNORA DEL SUFFRAGIO
Vergine Santissima del Suffragio, Tu che sei Ia Consolatrice degli afflitti e la Madre universale dei credenti, volgi uno sguardo pietoso alle Anime del Purgatorio che sono anch'esse figlie tue e bisognose di pietà. Interponi, Vergine santissima, presso il trono della Divina Misericordia tutta la potenza della tua meditazione ed offri in espiazione dei loro peccati la vita, 1a Passione e la morte del tuo Figlio divino insieme ai meriti tuoi e a quelli di tutti i Santi del Cielo e dei giusti della terra.

PREGHIERE AL CUORE ADDOLORATO DI MARIA IN SUFFRAGIO DELLE ANIME DEL PURGATORIO.
1. Provo pietà, Madre addolorata, per l'afflizione che il tuo tenero Cuore patì alla profezia del santo Simeone. Cara Madre, per il tuo Cuore afflitto, Ti prego che le Anime dei miei cari defunti ricevano il lieto annuncio e il conforto nelle pene del Purgatorio. Padre nostro, Ave Maria, L'eterno riposo.

2. Provo pietà, Madre addolorata, per le sofferenze che il tuo sensibilissimo Cuore provò nella fuga e nel periodo in cui dimorasti in Egitto. Cara Madre, per il tuo Cuore tanto angustiato, Ti prego affinché le Anime dei miei fratelli e sorelle trovino sollievo dai patimenti del Purgatorio. Padre nostro, Ave Maria, L'eterno riposo.

3. Provo pietà, Madre addolorata, per la preoccupazione che il tuo Cuore materno provò nei tre giorni in cui cercasti il tuo caro Gesù a Gerusalemme. Cara Madre, per il tuo Cuore stretto dall'affanno per la ricerca del Fanciullo, Ti prego che le Anime dei miei cari defunti siano liberate dal Purgatorio e nascano alla grazia eterna del cielo accompagnate dagli Angeli. Padre nostro, Ave Maria, L'eterno riposo.

4. Provo pietà, Maria addolorata, per la costernazione che il tuo materno Cuore provò nell'incontrare Gesù che portava la Croce. Cara Madre, per il tuo Cuore travagliato, Ti prego che le Anime dei miei defunti sentano l'aiuto della tua potente grazia, per essere liberi dalle pene del Purgatorio. Padre nostro, Ave Maria, L'eterno riposo.

5. Provo pietà, Maria addolorata, per il martirio che il tuo Cuore generoso sostenne nell'assistere Gesù agonizzante. Cara Madre, per il tuo Cuore stretto da una terribile morsa di dolore, Ti prego che le Anime del Purgatorio siano liberate da ogni affanno e dolore ed entrino felici nella nuova vita di gioia. Padre nostro, Ave Maria, L'eterno riposo.

6. Provo pietà, Maria Addolorata, per le ferite che furono aperte nel tuo Cuore pietoso quando il soldato colpì con la lancia il Costato di Gesù e apri il S. Cuore. Cara Madre, in quel momento anche il tuo Cuore fu trafitto; per questo atroce dolore Ti prego di intervenire affinché le Anime di tutti i miei cari defunti siano liberate dal Purgatorio e trasportate dagli Angeli in Paradiso. Padre nostro, Ave Maria, L'eterno riposo.

7. Provo pietà, Maria Addolorata, per la desolazione che il tuo Cuore provò nella sepoltura di Gesù. Cara Madre, per questo tuo grande dolore, Ti prego, come Madre di Dio a cui il Figlio non può negare cosa alcuna, di intervenire affinché le Anime dei miei cari defunti escano dal Purgatorio e giungano presto nella pace dell'Eternità beata. Padre nostro, Ave Maria, L'eterno riposo,
Salve Regina. Prega per noi, Vergine dei dolori. E saremo degni delle promesse di Cristo.
De profundis.

“ALLEGREZZE” DI MARIA SANTISSIMA
In suffragio delle Anime sante del Purgatorio Nel nome del Padre e del Figlio e dello Spirito Santo. Amen.
O Dio, vieni a salvarmi. Signore, vieni presto in mio aiuto.
Gloria al Padre.
1. O Maria, dolcissimo conforto dell'anima, per la grande gioia che provasti quando fosti visitata dall'Angelo e Ti fu annunciato che saresti divenuta Madre di Dio, Ti preghiamo affinché le Anime dei nostri fratelli e sorelle ricevano il lieto annuncio e i conforto nelle pene del Purgatorio. Padre nostro, Ave Maria, L'eterno riposo.
2 . O Maria, sicuro rifugio del mondo, per la grande gioia che provasti quando appena giunta da Sant'Elisabetta ella comprese la tua sublime maternità per ché lo Spirito Santo aveva illuminato lei ed il figlio che portava nel grembo, Ti preghiamo di portare sollievo gioia anche alle Anime dei nostri fratelli e sorelle che attendono in Purgatorio. Padre nostro, Ave Maria, L'eterno riposo.
3 . Dolce Madre Maria, vera gioia e delizia del mondo, per la grande gioia che provasti, quando nella grotta di Betlemme nacque il Salvatore del mondo, vero Dio e vero uomo, Ti preghiamo di intervenire affinché le Anime dei nostri fratelli e sorelle siano liberate dal Purgatorio e nascano alla gloria eterna, entrando in Cielo accompagnate dagli Angeli. Padre nostro, Ave Maria, L'eterno riposo.
4. O Maria, Madre e splendore del Carmelo, per la grande gioia che provasti quando i Re Magi adorarono il Creatore del mondo che tenevi tra le braccia, Ti preghiamo affinché le Anime dei nostri fratelli e sorelle sentano l'aiuto della tua grazia e gustino la gioia della liberazione dal Purgatorio. Padre nostro, Ave Maria, L'eterno riposo.
5. O Maria, luminosa aurora di un mondo nuovo per la grande gioia che provasti nella risurrezione gloriosa del tuo amato Figlio, quando Ti apparve più splendente del sole, Ti preghiamo di illuminare le Anime dei nostri fratelli e sorelle che soffrono in Purgatorio affinché siano liberate da ogni affanno e dolore ed entrino nel Regno della gioia. Padre nostro, Ave Maria, L'eterno riposo.
6. O Maria, Vergine e Madre, per la grande gioia che provasti quando vedesti Gesù, il tuo Figlio adorato giunto a prenderti insieme a tutta la corte celeste e fosti assunta al Cielo in anima e corpo, Ti preghiamo affinché le Anime dei nostri fratelli e sorelle siano liberate dalle fiamme del Purgatorio e, accompagnate dagli Angeli, siano trasferite nella gloria del Paradiso. Padre nostro, Ave Maria, L'eterno riposo.
7. O Maria, dolce speranza degli afflitti, per la gioia ineffabile che provasti quando, coronata di gloria, dalla Santissima Trinità, sedesti alla destra del Redentore divino e fosti chiamata Regina dell'universo, Ti preghiamo di intercedere come Madre di Dio, cui il Figlio non nega alcuna cosa, affinché le Anime dei nostri fratelli e sorelle siano condotte in Paradiso e possano sedere nei posti riservati ai tuoi speciali devoti per gioire e congratularsi in eterno con Te per la gloria che il Signore Ti ha riservato. Padre nostro, Ave Maria, L'eterno riposo.

 PREGHIERA ALLE ANIME DEL PURGATORIO
 Anime benedette di Dio, amate sorelle nostre del  Purgatorio, elette della sua Misericordia, mostrateci la via della fedeltà coraggiosa e perseverante nella Volontà del Padre.
Aiutateci a riparare alle offese fatte a Gesù, Ospite divino del Tabernacolo, con gli oltraggi, le ingiustizie e le indifferenze dei suoi eletti, con le bestemmie e le persecuzioni di quelli che lo crocifiggono nei fratelli e nelle sorelle della Santa Chiesa.
Proteggeteci contro gli attacchi del maligno e le attrattive della seduzione.
Signore, noi Ti offriamo le nostre preghiere per le anime più abbandonate, derelitte e sofferenti.
E voi, anime benedette che tanto potere avete sul Cuore di Dio, pregate per noi la sua Divina Maestà, aiutateci ad essere umili e pronti agli impulsi dello Spirito d’Amore come la Vergine Santissima, a nutrire fin da oggi grande fiducia nella Santissima Trinità e ad operare perché sia amata, adorata e glorificata nella sua Santa Chiesa. Amen.

PREGHIERA A SAN MICHELE ARCANGELO PER LE ANIME DEL PURGATORIO
 Grande San Michele, che sei stato incaricato da Dio d’introdurre in Cielo le anime degli eletti, ti prego per tutti coloro che io ho amato e che non ci sono più.
Degnati di visitarle, di assisterle e di soccorrerle in mezzo alle fiamme in cui bruciano, nell’oscura prigione in cui piangono.
Fa’ che Dio le ammetta al più presto al suo banchetto celeste, in quel meraviglioso luogo di luce e di pace.
E quando verrà per la mia anima l’ora di scendere in questo oscuro soggiorno, ti scongiuro, intercedi per lei e  vieni a soccorrerla!
 Amen

CORONCINA IN SUFFRAGIO DELLE ANIME DEL PURGATORIO
Gesù mio, per quel copioso sudore di sangue che spargesti nell'orto del Getsemani, abbi pietà delle anime dei miei più stretti parenti che penano nel Purgatorio. Padre nostro, Ave Maria, l'eterno riposo.
Gesù mio, per quelle umiliazioni e quegli schemi che soffristi nei tribunali fino ad essere schiaffeggiato, deriso e oltraggiato come un malfattore, abbi pietà delle anime dei nostri morti che nel Purgatorio aspet­tano di essere glorificate nel tuo Regno beato. Padre nostro, Ave Maria, l'eterno riposo.
 Gesù mio, per quella corona di acutissime spine che trapassarono le tue santissime tempia, abbi pietà dell'anima più abbandonata e priva di suffragi, e di quella più lontana ad essere liberata dalle pene del Purgatorio. Padre nostro, Ave Maria, l'eterno riposo.
 Gesù mio, per quei dolorosi passi che facesti con la croce sulle spalle, abbi misericordia dell'anima più vicina ad uscire dal Purgatorio; e per le pene che provasti insieme alla tua Santissima Madre nell'in­contrarvi sulla via del Calvario, libera dalle pene del Purgatorio le anime che furono devote di questa cara Madre. Padre nostro, Ave Maria, l'eterno riposo.
 Gesù mio, per il tuo santissimo corpo steso sulla croce, per i tuoi santissimi piedi e mani trafitti con duri chiodi, per la tua morte crudele e per il tuo san­tissimo costato aperto dalla lancia, usa pietà e mise­ricordia presso quelle povere anime. Liberale dalle atroci pene che soffrono ed ammettile in Paradiso. Padre nostro, Ave Maria, l'eterno riposo.

PER TUTTI I DEFUNTI
O Dio, onnipotente ed eterno,
Signore dei vivi e dei morti,
pieno di misericordia verso tutte le creature,
concedi il perdono e la pace a tutti i nostri fratelli defunti,
perché immersi nella beatitudine ti lodino senza fine
Per Cristo nostro Signore.
Amen.

ANIME SANTE, ANIME PURGANTI
Anime sante
anime purganti,
pregate Dio per noi
e noi pregheremo per voi,
affinchè Dio vi conceda presto
la gloria del  santo Paradiso.

PER PIU’ DEFUNTI
O Dio Misericordioso
concedi a .. …..e ……
e a tutti i nostri fratelli che riposano in Cristo
il dono della tua  pace,
perché liberi da ogni debito di colpa
siano associati alla gloria del Signore Risorto,
che è Dio e vive e regna con Te,
nell’unità dello Spirito Santo
per tutti i secoli dei secoli.
Amen.

PER I PROPRI GENITORI
O Dio, che ci comandi di onorare il padre e la madre,
apri le braccia della tua Misericordia ai miei genitori defunti:
perdona i loro peccati, e fa che un giorno possiamo rivederli
con gioia nella luce della tua gloria.
Per Cristo nostro Signore.
Amen.

PER UN GIOVANE DEFUNTO
O Dio, che conosci e disponi i momenti della vita umana,
Tu vedi il dolore di questa tua famiglia
per la morte del nostro fratello……
che in tempo così breve ha concluso  la sua esistenza terrena:
 noi lo affidiamo a Te, Padre Buono,
perché la sua giovinezza rifiorisca accanto a Te, nella tua Casa.
Per Cristo nostro Signore.
Amen

PER UN DEFUNTO DOPO LUNGA INFERMITA’
O Dio, che hai chiamato nostro fratello……
a comunicare alla passione del tuo Figlio nella sofferenza
del corpo e dello spirito,
donagli di raccogliere il premio della gloria del Cielo.
Per Cristo nostro Signore.
Amen.

PER LE ANIME DEI FANCIULLI
 O Gesù mite e umile di cuore,
che durante la tua vita terrena hai dimostrato tanto amore per i fanciulli
e li trattenevi vicino a Te,
chiama presto le anime dei bambini defunti
affinchè possano gustare la gioia della tua Presenza.
Vergine Santa, nostra Buona Mamma
 prega per noi e per i fanciulli che soffrono in Purgatorio.
Ave Maria…

PER I PROPRI FIGLI
Accogli, o Signore, l'Anima di mio figlio (figlia) che hai voluto chiamare a Te da questo mondo; purificata da tutti i suoi peccati, divenga partecipe del gaudio eterno nella luce senza tramonto e sia unita ai tuoi Santi nella gloria della Risurrezione. Tu avesti pietà per la povera vedova che piangeva la morte dell'unico figlio e glielo ridonasti vivo, Ti recasti nella casa di Giairo e sanasti la sua bambina; io credo in Te e so che Tu ci riunirai insieme nella casa del Padre dove ci hai preparato il posto, però Ti prego di donarmi tanta forza e tanta pace per accettare serenamente la tua volontà che mi ha chiesto questo periodo di distacco dal mio amato figlio. Vergine Santissima, Mamma addolorata che ai piedi della croce soffristi un dolore indicibile, tanto da essere chiamata Regina dei martiri, Ti prego di sostenere il mio spirito affranto e di infondere in me la certezza che presto saremo di nuovo insieme. Per Cristo nostro Signore. Amen.
3 L'eterno riposo.

OFFERTA DELLA GIORNATA PER LE ANIME DEL PURGATORIO
Mio Dio eterno ed amabile, prostrato in adorazione della tua immensa Maestà umilmente Ti offro i pensieri, le parole, le opere, le sofferenze che ho patito e quelle che patirò in questo giorno. Mi propongo di compiere ogni cosa per tuo amore, per la tua gloria, per adempiere alla tua divina volontà, così da suffragare le Anime sante del Purgatorio e supplicare la grazia di una vera conversione di tutti i peccatori. Intendo operare ogni cosa in unione alle purissime intenzioni che nella loro vita ebbero Gesù, Maria, tutti i Santi che sono in Cielo ed i giusti che sono sulla terra. Ricevi, mio Dio, questo mio cuore, e dammi la tua santa benedizione insieme alla grazia di non commettere peccati mortali durante la vita, e di unirmi spiritualmente alle Sante Messe che oggi si celebrano nel mondo, applicandole in suffragio delle Anime sante del Purgatorio e specialmente di (nome) affinché siano purificate e finalmente libere dalle sofferenze. Mi propongo di offrire i sacrifici, le contrarietà e ogni sofferenza che la tua Provvidenza ha stabilito oggi per me, per aiutare le Anime del Purgatorio e ottenere loro sollievo e pace. Amen.

PREGHIERA RIPARATRICE ALL'ETERNO PADRE
Una povera Clarissa defunta apparve alla sua Abbadessa che pregava per lei e le disse: "Sono andata dritta al cielo perché, avendo recitato ogni sera questa preghiera, ho pagato tutti i miei debiti e sono stata preservata dal Purgatorio":
Eterno Padre, per le mani di Maria addolorata Ti offro il Sacro Cuore di Gesù con tutto il suo amore, con tutte le sue sofferenze e con tutti i suoi meriti:
 · per espiare i peccati che ho commesso quest'oggi e durante tutta la mia vita passata; Gloria al Padre
 · per purificare il bene che ho mal fatto quest'oggi e durante tutta la mia vita passata; Gloria al Padre
· per supplire al bene che ho trascurato di fare quest'oggi e durante tutta la mia vita passata. De Profundis, Gloria al Padre.

PREGHIERA UNIVERSALE PER TUTTE LE ANIME DEL PURGATORIO
O Gesù, Tu che hai sofferto e sei morto perché tutti gli uomini avessero la salvezza e la felicità eterna ascolta, benigno, le nostre umili voci che ti supplicano di avere ancora tanta misericordia per le anime:
dei miei cari genitori e nonni; Signore, pietà;
dei miei fratelli, delle mie sorelle e dei miei parenti prossimi; Signore, pietà;
dei miei padrini e delle mie madrine di Comunione e Cresima; Signore, pietà;
dei miei benefattori spirituali e temporali; Signore, pietà;
dei miei amici e dei miei vicini; Signore, pietà;
di tutti coloro per i quali l'amore o il dovere mi chiama a pregare; Signore, pietà;
di coloro che, per causa mia, hanno sofferto o subito danni; Signore, pietà;
di coloro che sono particolarmente amati da Te; Signore, pietà;
di coloro la cui liberazione dal Purgatorio è imminente; Signore, pietà;
di coloro che maggiormente desiderano ricongiungersi a Te; Signore, pietà;
di coloro che soffrono le pene più dure; Signore, pietà;
dei più dimenticati; Signore, pietà;
di coloro la cui liberazione dal Purgatorio, è la più remota; Signore, pietà;
dei più meritevoli per la loro dedizione e servizio alla Chiesa; Signore, pietà;
dei ricchi, che ora sono i più poveri; Signore, pietà;
dei potenti, che ora sono i più miserabili; Signore, pietà;
di coloro che furono spiritualmente ciechi e che ora si avvedono della loro follia; Signore, pietà;
dei frivoli, che trascorsero il loro tempo nell'ozio; Signore, pietà;
dei poveri, cioè coloro che non ricercarono i tesori del cielo; Signore, pietà;
dei tiepidi, che dedicarono poco tempo alla preghiera; Signore, pietà;
degli indolenti, che trascurarono di fare opere di carità; Signore, pietà;
di quelli di poca fede, che si accostarono raramente ai Sacramenti; Signore, pietà;
dei peccatori incalliti, che devono la loro salvezza ad un miracolo di grazia, Signore, pietà;
dei genitori che trascurarono i loro bambini; Signore, pietà;
dei superiori che non si impegnarono a fondo per la salvezza di quelli a loro affidati; Signore, pietà; di coloro che rincorsero i piaceri e le ricchezze del mondo; Signore, pietà;
di coloro che non si prepararono in tempo per la vita dell'aldilà; Signore, pietà;
di coloro per i quali il Giudizio Divino è particolarmente rigoroso perché a loro fu molto affidato; Signore, pietà;
dei Papi, dei re e dei governanti; Signore, pietà,
dei vescovi e dei loro segretari; Signore, pietà;
dei miei insegnanti e consiglieri spirituali; Signore, pietà;
dei sacerdoti e religiosi della Chiesa Cattolica; Signore, pietà;
dei difensori della fede; Signore, pietà;
di coloro che morirono in battaglia; Signore, pietà;
di coloro che combatterono per la propria patria; Signore, pietà;
di coloro che sono sepolti in mare; Signore, pietà;
di coloro che morirono improvvisamente; Signore, pietà;
di coloro che soffrirono e morirono di cancro o di Aids; Signore, pietà;
di coloro che morirono senza i Sacramenti; Signore, pietà;
di coloro che moriranno nelle prossime ventiquattr'ore; Signore, pietà;
della mia povera anima quando dovrò apparire al tuo cospetto; Signore, pietà.